viernes, 11 de septiembre de 2015

La educación no es la respuesta a todas nuestras preguntas, es el medio para encontrar respuestas en el mundo que nos rodea.


En el transcurso de estas últimas semanas he estado trabajando activamente con personas de diversas partes del mundo, personas nativas de países maravillosos en geografía, cultura y material humano, pero que a su vez viven una época en la que sufren una enorme crisis económica y social, que limita la proyección de su potencial en el mundo que les rodea.

Al hablar con estas personas me ha sido posible notar como las regiones en las que residen sufren por un factor común y es que ciertos sectores de la población cuentan con un limitado acceso a la educación, muchas veces producto de la falta profesionales en el área educativa, por falta de presupuesto o bien por la inseguridad que rodea a sus ciudades. La cual no permite que las personas cuenten con áreas seguras en las cuales puedan dedicar parte de su tiempo y atención para educarse de forma activa y segura. 

Después de esta experiencia puedo decir que mi vida ha cambiado positivamente y me ha marcado el hecho de valorar como en estas áreas se sigue trabajando activamente sin dar un paso atrás pese a que cuentan con una pobre o bien ninguna infraestructura para promover el acceso a la información. 

Ellos utilizan lo que tienen a su alcance y hacen milagros utilizando su ingenio y creatividad dejando en vergüenza a muchos de los recursos educativos disponibles en la actualidad, pues si bien es cierto existen, para ellos su uso resulta imposible o bien muy limitado. 

Para muchas escuelas alrededor del mundo el hecho de tener una silla o una mesa para sus alumnos es más que un lujo y el tener acceso a una pizarra o a un computador con una conexión  a Internet parece un milagro que se encuentra muy lejos de la realidad. En muchas áreas los alumnos con mucha suerte llegan a disponer de papel y un trozo de carbón para poder escribir. O bien de una pequeña pizarra en la cual escriben, dibujan y practican para de una vez memorizar de por vida ese tema que su maestro les ha explicado pues no cuentan con ninguna otra forma para mantener un registro de sus lecciones. En esos momentos es donde podemos valorar el verdadero entusiasmo y amor por el estudio de un alumno que sin importar las limitaciones que enfrente está dispuesto a dar lo mejor de sí para intentar construir un mejor futuro.

Al analizar la situación de estas regiones podemos ver como los alumnos muchas veces se encuentran condicionados a tener una preparación limitada para incursionarse en nuevos rumbos y crear nuevos proyectos, contando con el conocimiento sobre los factores y recursos que les rodean y pueden afectarles o favorecerles para emprender en su vida adulta.

El ser humano tiene necesidades básicas como el alimentarse, dormir y  sentirse aceptado y seguro en la sociedad que le rodea pero en un ambiente que no promueve o permite estas condiciones se hace aún más difícil que las personas puedan estar constantemente motivadas por lo cual es más difícil el obtener la atención al cien por ciento durante las clases y no porque los alumnos no lo deseen, sino porque cuando se estudia con hambre o en ambientes inseguros donde el hecho de estudiar puede producir que se les mantenga marginados en su sociedad puede ser más poderoso que el deseo de aprender.

Al aprender de la situación que viven estas culturas y el esfuerzo monumental que realizan muchos maestros para poder enseñar y el gran amor con el que muchos alumnos asisten a las lecciones es que puedo decir que me siento más que agradecida de ser educadora en esta región del mundo donde aún y con escasez de nombramientos para maestros y en ocasiones pobres infraestructuras para impartir lecciones y salarios mínimos. Los maestros somos aún libres de expresar nuestra ideología y educar a nuestros alumnos en un ambiente de libertad donde la represión no llega a un punto en le que debamos escondernos para poder impartir clases a quienes se encuentren realmente interesados y apasionados por aprender.

Hay mucho por trabajar en nuestra cultura, debemos promover más los valores dentro de las aulas, educar para la paz y mostrar a nuestros alumnos como utilizar los dispositivos electrónicos para algo más que navegar en las redes sociales o subir fotos y vídeos de lo que hacen día con día. Debemos educar para el uso inteligente de las redes sociales y mostrarles que cada click que dan es una huella cibernética que no podrá ser fácilmente borrada y que esa conexión a Internet que utilizan para el ocio puede ser además utilizada para mejorar sus notas e informarse por medio del uso de los materiales interactivos. 

Debemos como padres y educadores enseñarles a nuestros hijos y alumnos que la educación en sí misma no es la respuesta a todas sus preguntas pero que el conocimiento que obtengan en cada nivel escolar les permitirá conocer un poco más del mundo y la cultura que les rodea, capacitandoles para enfrentarse a una sociedad que se muestra cada día más exigente con sus pobladores.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario